Botella de Leyden


La fascinación que producían los experimentos eléctricos entre el público se incrementó con el descubrimiento de la botella de Leyden o primer condensador de electricidad conocido.

 

El descubrimiento fue casual, cuando, Ewald Georg von Kleist en 1745, recibió una fuerte descarga eléctrica, intentando electrizar, con una máquina electrostática, el agua de una botella a través del clavo que traspasaba el corcho.
El nombre de Leyden se debe a los experimentos de Pieter Musschenbrock, hechos en 1746 en la ciudad de Leyden.

 

BOTELLA DE LEYDEN
MOLINETE ELECTRICO
ESFERA ELECTRICA

Está constituida por dos conductores (armaduras), uno interno y otro externo separados por el cristal (dialéctrico). Al comunicar a la armadura interna una carga eléctrica se incrementa su capacidad por la atracción que ejerce la armadura externa. Cuando agarramos la botella por la armadura externa, nuestro cuerpo aumenta la capacidad de los conductores.


Las botellas de Leyden representadas en el dibujo, son una de cristal y la otra de plástico, en las que se ha recubierto parte del interior y su correspondiente exterior con papel de estaño. La lámina interna, en cada una de ellas comunica con el exterior por medio de una varilla de cobre. Los terminales son tiradores esféricos de latón.


Diversos experimentos

Incorporada la Botella de Leyden a las máquinas electrostáticas, los experimentos y demostraciones siguieron funcionando con resultados más espectaculares y llamativos.

Entre otros:

"La propiedad de las puntas" estudiada por Benjamín Franklin (1706-1790) que se hace patente en el "Molinete eléctrico". Es el molinete, metálico y con radios que terminan en punta y en forma de “L”, las puntas facilitan el escape de la electricidad, cuyos electrones cargan los átomos del aire produciendo repulsión, por "electricidad del mismo signo" haciendo girar al “Molinete”.

"Fenómenos de atracción y repulsión" como los de la "Esfera eléctrica". Dentro de esta esfera por medio de un conductor se electrizan los elementos interiores, que son repelidos con gran energía, chocando unos con otros.

No solamente el público estaba intrigado por lo que observaba, los investigadores estaban convencidos de la importancia de lo que tenían entre manos y perseguían incansables, en un avance imparable abriendo nuevos horizontes.

 

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