Relación entre magnetismo y electricidad
Ensayos
que abren el conocimiento del "ELECTROMAGNETISMO"
Stephen Gray había
descubierto que la electricidad se desplaza a través de los conductores.
William Watson (1715-1787) y Benjamín Franklin (1706-1790) investigan
la carga y el movimiento eléctrico. Cavendish y Coulomb definen
los conceptos de "potencial" y carga o "masa eléctrica".
Basándose en las experiencias de Luigi Galvani (1737-1798) Alessandro
Volta (1745-1827) fabrica la pila eléctrica, con ella se consigue
una electricidad más manipulable y de mayor intensidad y menor
voltaje, que la ya conocida, de las máquinas electrostáticas,
estos conocimientos facilitarán a Oersted sus investigaciones
posteriores.
Se intuía la relación entre el magnetismo y la electricidad,
por los fenómenos similares que comparten, como, polaridad, inducción,
atracciones y repulsiones, pero era difícil comprobarlo, porque
los fenómenos de alta tensión de la electricidad estática,
disimulaban los posibles efectos magnéticos (que confirmarían
dicha relación). Investigando con la electro-química correspondió
a Hans Christian Oersted (1777-1851) la confirmación de esta
hipótesis, a través, de su famoso experimento, consistente,
en la observación de, cómo se desvía una aguja
imantada, colocada paralela y junto a un conductor, cuando se hace circular
por él una corriente eléctrica.
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Observaciones sobre el experimento
de Oersted
Si retrocedemos
al tiempo, de aquel contexto, veremos a los investigadores manipulando
innumerables veces, tanto la barra frotada como los imanes, la brújula
y los conductores, con el afán de descubrir alguna relación
entre magnetismo y electricidad. Los fenómenos de la electricidad
estática, tenían analogía con los producidos por
el magnetismo, pero no se había podido hallar una interacción
entre ambas energías, o sea, que la electricidad produjera magnetismo
o el magnetismo electricidad.
La transmisión por conductores era un punto en común entre
las dos electricidades, pero había que encontrar efectos magnéticos
en la nueva electricidad, con la esperanza de que fuera el nexo de unión
entre magnetismo y electricidad.
Cuando Oersted observo que la brújula se movía al circular
una corriente por un conductor próximo a ella, no le fue fácil
interpretarlo, ¿podía ser este movimiento por la misma
electricidad, y no por el magnetismo?, porque la electricidad también
mueve la brújula cuando se le aproxima una carga estática,
por ejemplo, la de una barra frotada.
Por este motivo tampoco hoy día podemos decir, está claro,
que, en el experimento de Oersted, la aguja imantada se mueve reaccionando
a fenómenos magnéticos.
La solución vino de la observación, la brújula
se comporta de diferente manera, ante un campo de electricidad estática,
que ante un imán; puesto que cuando aproximamos la barra electrizada
a la brújula, la atrae, sin diferenciar los polos magnéticos
de dicha brújula (lo mismo por el polo norte que por el sur que
por el centro), a diferencia de lo que sucede cuando se le aproxima
un imán, este atrae a la brújula, orientándola
en sentido inverso de sus respectivas polaridades y al invertir el imán,
la brújula gira 180º, ofreciendo el otro polo.
La brújula en el experimento de Oersted responde a este último
criterio, se orienta como influenciada por un campo magnético
que se ha creado, y si invertimos los polos de la fuente de alimentación,
al cambiar con ello el sentido del campo magnético la brújula
gira 180º, quedaba claro por primera vez la relación entre
magnetismo y electricidad
Posteriormente, se buscó una respuesta de inducción eléctrica
por el magnetismo, creyendo en la reversibilidad del experimento de
Oersted y con la esperanza de producir electricidad por el magnetismo,
tampoco fue fácil, ya que cuando aquellos precursores del conocimiento
actual aproximaban un imán a un conductor, la insignificante
electricidad que se inducía era inconmensurable. La solución
fue aumentar la cantidad de conductor que iba a ser influido por el
campo magnético, empleando bobinas, para que los efectos fueran
apreciables. Por ello se llamó multiplicadores a las primeras
bobinas diseñadas con tal objeto.
Lo expuesto, hace comprensible, que el primer resultado positivo de
inducción por magnetismo que obtuvo Faraday, no fuese con un
imán sino con un electroimán o multiplicador. |